Especialistas en Fertilidad han detectado que el tratamiento inmunosupresor del padre puede suponer un riesgo en el embarazo
– En el estudio participa el doctor César Díaz, del Hospital La Fe, y se ha publicado en American Journal of Transplantation
– La preeclampsia afecta al 5% de los embarazos, no tiene tratamiento, pero su detección permite el control de la madre y el feto
(03/08/2015) Las mujeres embarazadas cuyas parejas están recibiendo un tratamiento inmunosupresor tienen hasta siete veces un mayor riesgo de sufrir preeclampsia, una patología que puede derivar en graves complicaciones tanto para la madre como para el feto, según ha confirmado una investigación liderada por la Universidad de Bergen en Noruega y en el que ha colaborado el doctor Cesar Díaz, del grupo de Medicina Reproductiva del Instituto de Investigación Sanitaria La Fe.
Si bien era conocido el efecto de los inmunosupresores en pacientes gestantes, los resultados de esta investigación, publicados recientemente en la prestigiosa revista American Journal of Transplantation, suponen un avance sobre el estudio de los efectos de este tratamiento, así como de la preclamsia, que afecta al 5 por ciento de las mujeres embarazadas.
Para llevar a cabo este estudio se vincularon datos del registro de trasplantes entre 1967 y 2009, y el Registro Médico de Nacimientos en el mismo periodo y se estimó el riesgo de resultados adversos durante el embarazo en aquellos casos engendrados por hombres que habían sido sometidos a un trasplante.
Hasta ahora se sabía que los medicamentos inmunosupresores podían influir en la espermatogénesis, proceso de formación de producción de espermatozoides, pero poco se sabía sobre los efectos que provocaba en el embarazado de hijos engendrados tras el tratamiento.
El estudio publicado en American Journal of Transplantation ha analizado los datos obtenidos durante más de cuatro décadas, comparando los embarazos de la población general y los embarazos de padres trasplantados, tanto los concebidos antes de la intervención como los posteriores. Los resultados confirmaron un aumento de hasta siete veces del riesgo de preeclampsia en los niños concebidos después de recibir el tratamiento inmunosupresor. Asimismo, también se estudiaron otras variantes, aunque no se relacionó el tratamiento de inmunosupresión con otras malformaciones congénitas.
La preeclampsia es una complicación que ocurre únicamente durante el embarazo, y grosso modo afecta al 5% de las gestaciones. Se diagnostica en la madre al presentarse una presión arterial elevada, así como la presencia de proteínas en la orina. Otros síntomas que pueden indicar la presencia de esta patología son el dolor de cabeza, dolor abdominal, dificultad respiratoria, sensación de ardor detrás del esternón, náuseas, vómito, confusión mental o cambios en la visión.
Aunque la mayoría de las mujeres con preclampsia dan a luz a niños sanos y se recuperarán plenamente, existe un porcentaje que sufren complicaciones que pueden poner en riesgo tanto la vida de la madre como la del bebé. La preeclampsia no tiene tratamiento y la única solución pasa por finalizar el embarazo.
En los casos más graves puede producirse complicaciones para la vida de la madre, como lesiones renales, hepáticas e incluso hemorragias cerebrales. Los resultados del estudio pueden facilitar el diagnóstico precoz y permitir un control exhaustivo de la madre y el feto, con especial atención a la presión arterial y el axamen de orina para poder detectar los primeros síntomas de la preeclampsia y en los casos necesarios poder llevar a cabo tratamiento con antihipertensivos.