AVA-ASAJA reclama que las importaciones de chufas ecológicas procedentes de África
Occidental, de menor calidad que la valenciana, indiquen su país de origen en el etiquetado
Valencia, 12 de agosto de 2015. El fuerte crecimiento que experimenta la demanda de chufa ecológica en los mercados europeos y la consecuente mejora de la rentabilidad para el productor se están traduciendo en una apuesta cada vez más firme por este cultivo en la huerta valenciana. En la presente campaña vuelve a aumentar el número de agricultores que deciden sembrar este tipo de tubérculos bajo los sistemas homologados de producción ecológica y, tras una década de tendencia positiva, la superficie ya alcanza el centenar de hanegadas. El responsable de la sectorial de chufa de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) y productor de chufa ecológica, Antonio José Gimeno, afirma que “en el centro y norte de Europa casi toda la producción que demandan los consumidores es ecológica, por lo que tiene muchas facilidades para entrar en los mercados, tener garantizado un suministro estable y favorecer una rentabilidad digna al agricultor”. También en España empieza a existir una demanda más consolidada de chufa ecológica. Las empresas valencianas que trabajan con esta materia prima absorben la práctica totalidad de la oferta autóctona, de manera que cubren el resto de la demanda con chufa foránea. AVA-ASAJA reclama que estas importaciones procedentes de África Occidental, de menor calidad que la valenciana, indiquen en el etiquetado su país de origen para que los ciudadanos sean plenamente conscientes del producto que consumen. La chufa ecológica no emplea productos químicos de síntesis ni en la fase de cultivo ni de conservación. Sin embargo, sus costes de producción resultan entre un 30 y 40% más elevados porque los agricultores se ven obligados a adquirir abonos orgánicos y líquidos más caros que los convencionales y a arrancar a mano malas hierbas. Otra limitación es la obligatoriedad de someter la explotación a la rotación de cultivos, cuando muchas hortalizas padecen ahora mismo una grave crisis.
Con todo, el precio que reciben los productores de chufa ecológica compensa el esfuerzo y está animando a otros agricultores a dar el salto. Además, la chufa cultivada en la huerta valenciana tiene una huella de carbono menor que la originaria de otros continentes, ya que su transporte a los mercados europeos genera menos gases contaminantes. El tirón de la chufa ecológica se ve reflejado en la multitud de usos que está sumando en los últimos tiempos. En el ámbito de la alimentación, la horchata es el producto estrella sobre todo en la época estival, pero aparecen nuevos productos derivados de la chufa como aceites, cervezas, harinas o turrón. En cosmética, ganan fuerza cremas faciales y corporales así como aceites para el cuerpo y masajes elaborados a partir de chufa ecológica.