Valencia, 25 de agosto de 2015. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) reclama la máxima vigilancia de los cuerpos y fuerzas de seguridad durante la recolección, el transporte pero sobretodo la venta de algarrobas y almendras en los distintos almacenes de recepción que proliferan en las comarcas valencianas al calor de una campaña caracterizada por los mejores precios que alcanzan ambos frutos secos en el mercado.
El caso de la almendra, cuya recogida empezará en pocos días, resulta especialmente significativo. La demanda creciente entre los consumidores asiáticos e islámicos, unida a la importante reducción de cosecha que experimentará California –principal zona productora con el 82% del aforo mundial– a causa de la sequía que viene sufriendo la costa oeste de Estados Unidos, está subiendo las cotizaciones a máximos históricos de tal manera que, hoy por hoy, la almendra ha pasado de ser un fruto en declive a una de las producciones más rentables de la agricultura valenciana. Según rendimientos, el precio en origen de la almendra con cáscara asciende a unos 2,50-3 euros por kilo, triplicando la cantidad percibida por el agricultor en tan sólo tres años.
Por su parte, la algarroba, aunque no alcanza cotizaciones en origen tan elevadas, sí está registrando una ligera recuperación de los precios, los cuales se sitúan entre 0,22 y 0,25 euros por kilo. Esta revalorización en los dos frutos secos, sin embargo, no permitirán cubrir ni siquiera los costes de producción en aquellas explotaciones donde la sequía ha causado importantes mermas de producción que, en muchos casos, son superiores al 50%.
Además de la escasez de cosecha, la inseguridad se vislumbra como la principal preocupación de los agricultores valencianos. Los ladrones, organizados en bandas profesionalizadas y sabedores de los entresijos del nuevo Código Penal, amenazan la presente campaña con los robos que empiezan ya a darse y se prevén que aumenten en los próximos días, alentados tanto por los altos precios de los frutos como por la rapidez con que se produce el hurto y la facilidad de manejo y venta que tiene el producto en el mercado negro.
AVA-ASAJA insiste en destacar la importancia de vigilar los puntos de venta que hay repartidos en comarcas como La Hoya de Buñol, L’Horta, La Ribera Alta o el Camp de Túria. Algunos de estos almacenes no tienen licencia de apertura ni demuestran la trazabilidad del producto, por lo que se moverían dentro de la economía sumergida y serían colaboradores directos del hurto. Asimismo, una vez localizados los puntos de recepción de mercancía robada, AVA-ASAJA solicita más agilidad en el proceso judicial para evitar que se dilate en el tiempo el cierre de estos operadores clandestinos.