La Junta General de la empresa pública ha aprobado este martes las cuentas anuales y el informe de gestión de 2015, así como el cambio de nombre de la sociedad
Los gestores, Víctor Sahuquillo y Agustina Brines, destacan la viabilidad de la empresa pública y la recomposición de la reputación corporativa de una entidad “con mucho futuro”
17/mayo/2016. La Junta General de la antigua Imelsa ha aprobado este martes el cambio de denominación de la empresa pública dependiente de la Corporación provincial, cuya herencia política sigue siendo investigada por la justicia. Los gestores de Divalterra, como pasa a denominarse la empresa, han destacado la importancia de este paso en la recomposición de la reputación corporativa de una entidad “con mucho futuro”. Para Víctor Sahuquillo y Agustina Brines, “el proyecto de Divalterra sigue siendo muy viable”.
Además del cambio de denominación, la Junta ha aprobado también las cuentas anuales y el informe de gestión de 2015. Con todo, y pese a la importancia de este cambio de nombre para enterrar definitivamente el pasado de la empresa pública, Sahuquillo y Brines aseguran que lo realmente determinante es el giro que se está produciendo en la gestión, dirigido a recuperar el objeto social que recogen los estatutos y que nunca se ha puesto en práctica.
Ese nuevo rumbo político pasa por la dinamización económica de los municipios, con programas como la mejora de los polígonos industriales y las áreas comerciales de los municipios, con el fin de generar empleo.
La recomposición de esa reputación corporativa de la empresa pública ha comenzado con un cambio de denominación que “ha huido de las siglas”, en palabras de Víctor Sahuquillo. “La idea es sumar la parte institucional con la tierra en la que uno ha nacido, y con la que todos nos sentimos identificados”, ha explicado el gerente de Divalterra, que actualmente cuenta con cerca de 800 trabajadores.
La nueva marca
La nueva marca se ha acabado formando con el prefijo Dival, que hace referencia a la Diputación, y el sufijo Terra, palabra que identifican como suya todos los valencianos. La idea es combinar la parte institucional con la emocional, descubriendo el verdadero objeto social de la empresa, que es comprometerse con el desarrollo económico de las ciudadanas y ciudadanos que habitan las comarcas valencianas.
En cuanto a la nueva forma de gestionar, los gerentes de Divalterra, Víctor Sahuquillo y Agustina Brines, destacan la fórmula innovación-eficacia-sostenibilidad. Bajo estos principios se trata de romper con el pasado, no sólo en el aspecto sonoro, sino también en el fondo de la nueva gestión, que se va a basar en “desarrollar las políticas y servicios que traen prosperidad a los municipios”.
Con Divalterra nace una nueva forma de hacer las cosas, en la línea de la nueva Diputación que preside Jorge Rodríguez, que tiene muy claro que “otra forma de gobernar es posible”. El compromiso con la transparencia y la calidad es el punto de arranque de una nueva empresa pública, cuya misión es ofrecer unos servicios pioneros, eficientes e innovadores.
Los gerentes de Divalterra lo tienen claro: “el pasado de Imelsa queda en manos de la justicia; el presente y el futuro está en manos de los trabajadores de una empresa más que viable, y en esa línea seguiremos trabajando”.