Valencia, 26 de septiembre de 2016. Las tormentas de granizo registradas durante el fin de semana a lo largo de la provincia de Valencia han causado importantes daños en más de 4.000 hectáreas de cultivo que se traducen en unas pérdidas globales de alrededor de 10 millones de euros para los agricultores, según una primera estimación efectuada por la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA). Las producciones más afectadas –cítricos, uva, caqui y arroz– se encuentran en estos momentos en un estado avanzado de maduración, incluso en algunos casos en plena recolección, por lo que los negativos efectos del pedrisco se han producido en un periodo especialmente delicado e importante para el buen desarrollo de las campañas.
El triángulo que conforman los términos de Tavernes de la Valldigna, Cullera, Favara y Llaurí ha sido una de las zonas agrícolas más perjudicada, con unos seis millones de pérdidas. Alrededor de 2.500 hectáreas fueron golpeadas por la piedra, sobre todo en explotaciones de cítricos, donde en las primeras visitas de campo los técnicos observan daños en la madera, una fuerte defoliación y la caída de frutos al suelo. El caqui, que tiene una piel más sensible y tierna, también ha sufrido desperfectos de consideración, mientras que el arrozal ha visto como el temporal tumbó miles de espigas, lo que provocará una merma de cosecha coincidiendo con el inicio de la siega.
La Plana de Utiel-Requena es otra comarca especialmente castigada por el granizo, cuyo tamaño llegó a alcanzar la dimensión de una pelota de tenis en la franja comprendida entre Fuenterrobles, Jaraguas y Caudete de las Fuentes. En medio de la vendimia, a falta de pocos días para finalizar la recolección de uva, AVA-ASAJA estima unas pérdidas de dos millones de euros en una superficie cercana a 800 hectáreas. El nivel medio de afección se sitúa en torno al 70% de la cosecha, aunque algunas parcelas han quedado arrasadas por completo a la vista de la defoliación de las cepas y el destrozo de los racimos maduros. Otros cultivos como el almendro o el olivar también se han visto afectados, si bien en menor medida que la viña. Asimismo se aprecian daños en infraestructuras agrarias, muros de mampostería derribados y algunos caminos que han quedado temporalmente inutilizados.
Por último, se detectan daños en los términos de Càrcer y Sellent, en La Ribera. El área de caquis, sobre todo, y cítricos que ha sufrido las consecuencias del pedrisco ocupa una superficie de 800 hectáreas mientras que las pérdidas económicas derivadas de este siniestro ascienden a dos millones.
A la vista del desastre, AVA-ASAJA hace un llamamiento a las administraciones locales, autonómicas y nacional para que tengan en cuenta estas inclemencias climáticas y pongan en marcha medidas que ayuden a los agricultores y ganaderos afectados a superar una situación cada vez más crítica, ya que a los consabidos y muy graves problemas motivados por la pertinaz sequía y la crisis de precios en los mercados se suma ahora este episodio de pedrisco. “O no llueve o cuando lo hace es a destiempo y con tormentas de granizo. Estas primeras lluvias del otoño no sólo se quedan cortas para paliar la extrema sequía sino que, encima, han causado daños en plena recolección”, asegura el presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado.
Entre las medidas que reclama la asociación se encuentran la exención del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) de naturaleza rústica, la reducción de módulos para la próxima declaración de la renta y préstamos bonificados.